La banca cede un 7% desde los máximos anuales con el debate de fondo de la bajada de tipos en Jackson Hole
A una semana del gran campamento de banqueros que se celebra cada año en Wyoming, EEUU (arranca el próximo 24 de agosto y durará hasta el 26), el índice que recoge a los principales bancos europeos, así como el sectorial que agrupa a las entidades españolas, corrigen un 7% desde los máximos anuales que alcanzaron el 6 de marzo, justo antes de la irrupción de la eventual crisis en el sector bancario.
Se trata de la ya clásica cita en el condado de Teton, donde diferentes economistas, académicos y empresarios se reúnen para hablar de la situación y los retos de la economía mundial. Esta vez, la bajada de los tipos de interés ya entrará en el foco del debate, después de nueve alzas en el precio del dinero en Europa que deja los tipos en la eurozona en el 4,25% (tipo de facilidad de depósito en el 3,75%) y hasta once movimientos en Estados Unidos (que sitúa la referencia en el 5,5%) en poco más de un año. Así, pese a que los datos macroeconómicos continúen demostrando fortaleza en ambas regiones y el mercado siga contemplando nuevos incrementos, el parón de estas subidas, o incluso la bajada, ya está en el horizonte.
Los mensajes que nacen de este encuentro de banqueros centrales cotizan rápidamente en el parqué, y así puede verse al remontarse a Jackson Hole de 2022, que se celebró entre el 25 y 26 de agosto. Entonces, el presidente de la Reserva Federal estadounidense, Jerome Powell, dejó claro que habría “mano dura” en las subidas de tipos para frenar la desbocada inflación. Cuando llegó el turno de los europeos, la estrategia a seguir no distó de la americana, y se saldó con caídas del 3% en la semana siguiente en el S&P 500 y algo inferiores en el EuroStoxx, de 1,23%. Pese a que el Ibex 35 es un índice altamente bancarizado (con un 30% de peso de este sector), también sufrío este zarpazo, con pérdidas del 3,3% en la semana posterior a la cita en Wyoming.
Las turbulencias del año
Con este telón de fondo que empezaba a fraguarse ya en marzo del año pasado –cuando la Fed ejecutó la primera subida de tipos–, el sector bancario ya se postulaba como protagonista para este curso ya que sus márgenes se ven reforzados con esta medida. Sin embargo, lo que parecía ser un camino de rosas para la industria financiera se truncó en el tercer mes del año, cuando el derrumbe, primero de Silicon Valley Bank y después de Credit Suisse, despertó los fantasmas de quiebra en este sector y las cotizaciones de los bancos se desplomaban.
De hecho, fueron los bancos españoles los que más sufrieron este susto (el Ibex Banks perdía un 18% en tan sólo una semana) y sus títulos todavía no se han recuperado de aquella caída, con el índice que los aglutina con pérdidas del 6,9% desde entonces. El Stoxx 600 Banks, que agrupa a algunos de los bancos más grandes del Viejo Continente, tampoco logra reponerse de este golpe (corregía un 15% en esa fatídica semana) y también desciende un 7,5% desde los máximos que alcanzó en marzo –justo antes de que empezara la tomenta bancaria–. En el año, el sectorial se anota una subida del 11,8%.
Pero este no ha sido el único traspiés que han tenido que canalizar los bancos en estos meses. Tras semanas de jolgorio en las bolsas, donde las alzas no parecían encontrar techo y Europa lograba romper las resistencias, los bancos de este y el otro lado del continente tuvieron que encajar nuevos golpes. En esta parte del charco, venía de la mano del gobierno ultraderechista de Giogia Meloni, que sorprendía con un impuesto a los beneficios extraordinarios del sector bancario. Con esta medida, el gobierno italiano pretende gravar el 40% sobre “los multimillonarios beneficios extra de los bancos” en 2023 –en palabras del vice primer ministro Matteo Salvini– que obtienen tras las subidas de las tasas de interés. Sin embargo, la matización que llegaba por parte del gobierno transalpino tan sólo 24 horas después de esta noticia –no podrá superar el 0,1% de los activos totales de los prestamistas, entre otras– volvía a calmar las cotizaciones de las entidades.
En Estados Unidos, el problema de las últimas semanas para los bancos ha sido otro: la rebaja de calificación crediticia de Fitch a varias entidades bancarias. Así, el índice bancario que recoge bancos de mediano y pequeño tamaño americanas cae un 7% en lo que va de año y sólo dos valores, JP Morgan y Wells Fargo, están en positivo. Pese a que su camino en bolsa no es tan optimista como el del europeo, el índice bancario americano también anota un crecimiento del 19% en este segundo trimestre del año.
Baten previsiones
El sector bancario, en su conjunto, ha ensanchado músculo pese a estos traspiés. Así se vuelve a reflejar tras la presentación de resultados del segundo trimestre, con un Ibex Banks que anota un incremento de sus beneficios del 14,5% –un 5,9% más de lo esperado–, así como la mejora en el beneficio del 18,6% que registra el segmento bancario europeo, que también supera las previsiones en un 10,9%.
En clave española, Bankinter es el que anota un mayor crecimiento en esta temporada, de hasta un 93% (con un beneficio por acción [BPA] de 0,250 euros), pese a que el mercado no es tan optimista con sus títulos y cede un 3,8% en el año. Entre las seis entidades, sólo Unicaja informa de una contracción en su resultado, de un 14,7%, al presentar un BPA de 0,043 euros frente a los 0,050 esperado. En el año, Santander es el banco más alcista, que suma casi un 27%.
Ganancias récord para la mayoría
Aunque los bancos llevan la batuta alcista del año, y los sectoriales, tanto europeo como español, suben más que sus respectivos índices, la corrección desde sus máximos anuales es mayor en el caso de los bancos. Así, por beneficio, excepto en Bankinter y Unicaja, que registraron mejores resultados que el previsto para este año en 2021 (con más de 1.000 millones de beneficio neto, en ambos casos), para el resto de entidades españolas se estima ganacias récord este año.