La alza salarial por convenio en la eurozona se sitúa en máximos de los últimos 30 años
- Es uno de los datos clave que decidirán si el BCE vuelve a subir los tipos de interés en septiembre
- Lagarde esperaba que la negociación colectiva moderara el trasvase de la inflación a los sueldos
- El plan Lagarde, condenado al fracaso
El ‘muro de contención’ con el que contaba el Banco Central Europeo para impedir los temidos ‘efectos de segunda ronda’ de los salarios sobre la inflación han saltado por los aires. Los sueldos negociados en convenio en la zona euro suben a un ritmo del 4,3% interanual, su máximo en 30 años. Y elevan la presión sobre la institución que preside Christine Lagarde para aprobar una nueva subida de tipos en su próxima reunión de septiembre.
La crisis inflacionaria que ha afectado a las principales economías del mundo tras la pandemia ha coincidido con un ‘sobrecalentamiento’ del mercado laboral en el que las vacantes sin cubrir se han disparado. Esta dificultad para encontrar mano de obra se traduce en que los trabajadores tienen mayor poder de negociación, lo que significa que pueden exigir que los salarios compensen su pérdida de poder adquisitivo por la subida de los precios con una contundencia mucho mayor que en anteriores crisis inflacionarias.
Una situación cuyas repercusiones son especialmente evidentes en Estados Unidos, donde la Reserva Federal que ha apostado sin miramientos por ‘enfriar’ el empleo con sus subidas de tipos. El plan, eso sí, no era provocar despidos, sino que las empresas encajaran el endurecimiento de la financiación recortando las vacantes.
Error de cálculo del BCE
Hasta mediados del pasado año, los cargos del BCE expresaban su confianza en que la estructura de los acuerdos salariales iba a matizar este impacto en la zona euro. La clave estaba en que en el Viejo Continente tiene mucho mayor peso la negociación colectiva centralizada, es decir, entre patronales y sindicatos, que entre trabajadores individuales y empresas como ocurre al otro lado del charco. Pero tras nueve subidas consecutivas de tipos, esa tranquilidad se ha volatilizado y no hay intervención de Christine Lagarde que no lleve como titular una advertencia sobre los sueldos.
Sucede que el empleo en la zona euro no da señal alguna de enfriarse, pese a la amenaza de recesión, y los convenios se han visto arrastrados por él. Así, el indicador de salarios negociados del BCE registra en 2023 la mayor subida interanual desde 1993. En el segundo trimestre se situó en el 4,34%, dos centésimas menos que en el primer trimestre, cuando hace un año estaba en el 2,62%. No subían tanto desde el primer trimestre de 1993, cuando se situaba en el 5,9%. Aquellos años estuvieron marcados por la caída de la URSS y la integración de las grandes economías a la unión monetaria como la conocemos hoy.
En cualquier caso, el repunte tras la pandemia rompe con la relativa moderación que había presidido la negociación colectiva en la zona euro en las últimas tres décadas, incluyendo los años previos al estallido a la crisis financiera. Lo que confirma que, a diferencia de los ocurrido en otras periodos inflacionarias, la negociación colectiva ya no se resigna a la pérdida de poder adquisitivo. Tampoco los gobiernos, que se han embarcado en una carrera por subir sus SMI, con el aval de la Comisión Europea.
Pero la subida salarial pactada parece responder más, más que a este mínimo legal, a la propia situación del mercado laboral. Si las patronales aceptan estas subidas (en España han llegado al 4%) porque las empresas lo hacen ya. No les queda otra ante unas vacantes que, al contrario que en Estados Unidos, siguen en niveles de récord.
Este indicador tendrá un claro impacto de cara a la decisión del BCE en su próxima reunión, en la que decidirá si suspende la subida de tipos para no perjudicar a la economía o acomete un último incremento. Si bien la escalada de los sueldos se ha detenido en el segundo triemstre, no da señales de repliegue, lo cual invita a la segunda opción. Así lo auguraba la semana pasada, antes de conocerse el nuevo dato, la prestigiosa consultora Pantheon Macroeconomics.
Pero los salarios negociados son solo la primera pata del ‘triunvirato’ de referentes salariales que se actualizarán antes de la cita del 14 de septiembre. Los otros son la compensación por empleado y los costes laborales unitarios, que se conocerán en los primeros días de septiembre. Su evolución hasta ahora también da señales inquietantes para los planes de la autoridad monetaria, con niveles sorprendentes para un contexto como el actual.
Llaman especialmente la atención los costes laborales unitario.: El de 2023 es el mayor repunte después del registrado en el estallido de la pandemia, y en el arranque de 2009, a las puertas de la gran crisis del euro. Ambos fueron momentos de intensa destrucción de empleo, lo que se distingue del momento actual, cuando la tasa de paro se encuentra en mínimos en la zona euro.
Por su parte, la compensación por empleado registra una subida del 5,35% interanual, es la segunda más elevada tras la del primer trimestre de 2021 (que a su vez se explica por el desplome provocado por la pandemia en el primer semestre del año anterior). Todo ello revela que persiste una presión salarial inédita que obligará al BCE a tomar una decisión contundente en las próximas semanas.